domingo, 28 de septiembre de 2008

de vecinos, de locos y de otros

al fin...
Una segunda persona que somos todos



mezclas

estas muñecas estuvieron por el vagonbulanterobiblofabulero


mauricio, el alfabeto, las palabras, las calles...

ahora en el vagonbulanterobibliofabulero


María en el vagon con los mil puntos negros


Los libros nos sacuden

viernes, 15 de agosto de 2008

estampas que guardamos en el diccionario

el gris se vuelve circular


brújula que rueda


el grito thanático

Ella está en la vía

Chicos que parecen de Pasolini en la ruta de Van Sant

Al final del camino está la flor que avisa que no hemos llegado a ningún sitio, que sólo se trata de ir trazando en el mundo las propias coordenadas, y de encontrarse en ellas, para avanzar. H. Mujica.

diccionario de bolsillo para el viajero

Diccionario de bolsillo para el viajero


En el diccionario de bolsillo para el viajero aglutinamos una suerte de equipaje para llevar en un viaje de improviso, a la hora de la siesta, cuando uno no tiene demasiadas pretensiones, y se deja caer al costado de un árbol para tomar sol y volverse un poco lagarto. Nuestras derivas invitan al lector curioso a curiosear- valga la inquieta redundancia- estas palabras y a formular las suyas propias. Por esa razón hacia el final le dejamos una hoja para que pueda volcarlas y compartir juntos con nosotros este mínimo recorrido.

Partimos de la consigna de pivotear sobre aquellas ideas-fuerzas, imágenes-razones, citarlas y dejarles nuestras huellas, impresiones. Conviven definiciones con micro-relatos; palabras tamizadas por el eros y el tánatos de los viajes. Para decirlo de una vez: zonas oscuras, luminosas, brumas entre las fronteras que nos cruzan; choques de estados que le dan tanta verosimilitud a la idea del viaje, siempre que se tenga -claro está- un espíritu movedizo. Imaginamos este librito en sus bolsos, maletas o mochilas, y también en los bolsillos. Lo vemos en el colectivo, en el carro, en el metro y en el tren. Y lo vemos sobre la mesita ratona de casa para tenerlo a mano cada vez que decidimos o podemos fugarnos hacia algún lugar. Junto con las ediciones La Chicharra habíamos construido nuestro primer diccionario poético del viajero, arsenal que aglutinó intuiciones, postas, desvíos. Podríamos decir que esta es la continuación de ese primer impulso.









“Puerta. Una puerta se parece a un puente. Es apertura y vida íntima. Es frontera y puerto. Barco y calabozo. Hay modestas e imperiales. De lata y madera en extinción. Puertas abiertas para que entre el aire. Para que la casa se llene de amigos; para salir del encierro”. Chicharra viajera. Nro 2 verano 2007/2008.





Acequias. Se denomina así a una serpiente incrustada en la tierra que, surcada por aguas frescas y ricas, generan el placer de caminar acompañados por un susurro acariciante.




Agua. El placer del agua es irremplazable a cualquier otro roce deseante. Hundir la cabeza en el agua. Flotar en el agua. Sumergir la cabeza, la boca, los párpados en el agua y respirar, respirar debajo del agua se vuelve posible.
Aires. Nuevos-buenos, energía, preferentemente positiva, siempre dependiendo de las almas por donde transita. Estos nuevos aires logran incrementar la relajación propia de los viajeros, y predispone mejor a incorporar y retribuir cuesta energía, convirtiéndose en la verdadera esencia del viaje.
Alguien, aunque conocido, diferente. Porque cuando caminamos y tenemos la sensación de lo efímero, eso nos hace salir. Nos volvemos más pendientes de la noche, de los charcos, del sol: el encuentro se produce fuera de nosotros.
Allá, lejos. Lugar donde la bruma del horizonte se fusiona con las sombras de las montañas que se acercan a medida que avanzamos a destino.
Anécdota. Sedimento emocional del viaje.
Antes del viaje... el irse. Momento en el cual, mientras se arma la mochila viajera, nos preguntamos quién nos mandó a meternos en eso del viajar, a abandonar las comodidades y lo previsible (automáticamente, no bien se cierra la puerta para arrancar, está sensación se hace perecedera, no teman!)
Apego. Lo que no es desapego.
Ansiedad. Ganas de terminar pronto. Odio los viajes! Partir me gusta, la transición el trayecto se me vuelve insoportable.
Armonía. Quizás lo más difícil de alcanzar durante cualquier viaje. Me refiero a la armonía entre los mismos compañeros de viaje y con respecto a la correspondencia entre las intenciones propias de cada uno para la feliz ejecución del traslado.
Asfalto. O también llamado betún de Judea, que se recogía desde antiguo en el lago Asfaltites o Mar Muerto, actualmente utilizado como pavimento en rutas y carreteras, colaborando en la comunicación entre los distintos pueblos. Hasta aquí, todo en perfecto orden, salvo que cada vez que emprendo un viaje, siempre, en algún momento del mismo se me da por pensar como me sentiría al derrapar mi frente en velocidad y sobre la cinta asfáltica en un inminente accidente vehicular, lo cual no me termina de agradar.
Ausencias. No inquieta la soledad sino el no encontrar lo que se busca o a quien se espera.
Aventura. Incertidumbre.

Banquinas. Se encuentran a los lados del viajero, es la galería realista donde se expone la multiplicidad de los otros. Genera una extraña vecindad a quien transita. Las banquinas orientan, recogen y acogen, están pobladas .Parrillas y flores. Carteles y cardos. Gilda y el gauchito.
Beso. Fin de todo viaje.
Boletería. Ventanilla de las posibilidades. El boletero, prisionero, gris, automatizado no alcanza a imaginar las ventanas que abre desde detrás de esas rejas.
Bolso/mochila. Carga. La peor parte; siempre lista a último momento. Carga. Si o fuera necesario, no lo llevaría.

Caballo. La vi alejarse de la ventanilla del ómnibus jineteando su caballo. Llevaba las riendas concentrada y adulta. No tenía más de once años. Fueron segundos, mientras pensaba cuál sería su historia. Me quedé en lo desentonado de su carro, de la naturalidad de la escena. Ella con su caballo raído y amigo. ¿Alguien la esperaría? Tenía la mirada al frente: movimientos seguros, aprendidos en la repetición. Jineteando su caballo entre autos, ómnibus e indiferencias.
Cables. Siempre me detengo en los cables. La vida eléctrica nos cruza. La inmensidad vacila y Jonathan Richman apaga la noche.
Caída. Sensación en el cuerpo de hundimiento vertiginoso. Su manifestación se produce en lugares y tiempos inciertos. La persona tiene la capacidad de hundirse mientras realiza un viaje inesperado. Está comprobado que durante la caída los ojos se cierran, el cuerpo no tiene peso y el silencio deviene en una profunda melancolía.
Caída libre. Mezcla del miedo al avión con la libertad del viajero.

Cartelitos. Amarillos, rojos, blancos, y rojos. Hace tiempo uno me dijo que estaba en león y me puse a llorar. / Señala la realidad de otra ficción./ Señal humana para provocar el viaje./ Casualidad. Caminar entre charquitos mientras dura el diluvio. /Titulares de la vida. "Hay loros" invita al color. "Prohibido entrar con perros o niños" espanta la alegría. /Divertidos mensajes para los que muchas veces no somos público. / Cartelitos. Espacio de postas para llegar a buen puerto. Casi como las migas de pan de Hansel y Gretel. /Hojas que vuelan y caen sobre las manos. / Infinitos. Crecen para volver a ser chiquitos.



En el diccionario: Martha Salinas /Betina Miralles /Carolina Maranguello/Fabián Loureiro /Susana Lino /Natalia Bogliano /Pablo D. Sanchez/ Gabriel Arroyo /
Lola Fernández /Graciela Vanzan / Leandro Rapan /Jésica Delgado / María Pagola/
Marcela Rizzi/ Malala Martín/ Lucía González / Valeria Allegrucci/Julián Bover/ Lucas Zanetto Florencia Bossie/ Andrea Cajade/ Carlos Cabrera/ Marcos Viglieti/ Juliana Andora/Julieta Pron / Manuel Negrin/ Andrea Iriart Urruty y Gabriela Pesclevi...

y… Ambrose Bierce. El mismísimo autor del Diccionario del Diablo que en 1913 decide partir rumbo a México en plena guerra civil y alinearse a las tropas de Pancho Villa y nunca se supo más nada de él. En la Argentina lo ha retratado con pluma magistral el escritor Rodolfo Walsh. Nosotros seguimos los rastros de las viejas revistas Leoplan.

martes, 29 de julio de 2008

Andersen y los recortables


En una página realmente maravillosa de libros pop up, libros desplegables o como decimos nosotros por estos lares...troquelados...encontré los recortables de Andersen, el autor mulfifácetico dinamarqués que escribió y recopiló cuentos para chicos como los recordados:
"El traje nuevo del emperador" "El patito feo" "El soldadito de plomo" "La sirenita" entre tantos.
A Andersen le gustaba recortar figuras de papel y a veces los usaba al contar una historia.
La Biblioteca Nacional de Dinamarca custodia una colección de "anderseniana" manuscritos, diarios, retratos, dibujos y recortables que ha digitalizado para su visualización.
El sitio fabuloso del que seleccioné toda esta imaginaría es de Héctor Ugalde Uch.












jueves, 17 de julio de 2008

seminario de literatura en el galpón



Con todo el entusiasmo del mundo planearemos entre lecturas de una gran calidad.

Reivindicamos la ficción, el genio-como la bella genio.-claro, el humor, la ternura, la amistad y la infancia por sobre todas las cosas de este mundo

jueves, 3 de abril de 2008

IvaMaría

IvaMaría, siempre nos hace brillar


Cuando Cristina se jubile me voy a comprar un gallo y cuando lo tenga de verdad me va a despertar todas las mañanas.
Con la mente lo voy a conseguir.
En el barrio, los vecinos tienen y son lindos oírlos cantar... cuando el sol viene.

*************************

Verde claro/Verde oscuro/Verde del sol/Verde rojo/Verde de agua en el parque.
El miércoles 21 ya comenzó el otoño.
Las hojas caen, esas fueron las pistas.

IvaMaría Dowhun

Estos textos integran el próximo libro y experiencia de IvaMaría “Historias de vecinos, de locos y de otros” (En preparación, noviembre 2007/marzo-abril 2008)
Taller de literatura. Grupo La Grieta.

Los libros usados, nosotros y Lenci

Buscar hasta encontrar

Temáticas. Sofía "Vagar y pensar"








A la izquiera Lenci, Gabi, Uriel, Claris, María, Rosi, Daivid, Ana Magdalena, Agus, Juan Sebastián, y Sofía.







Claris y María en las estanterías
Perseguimos pistas,
somos quienes insisten en este afán de encontrar señales,
indicios.
Tradiciones que están ahí.., y que "más allá" (expresión que me recuerda al filósofo checo Karel Kosik) de la mercantilización de casi todo, nos reservan un espacio para pensar, un espacio para encontrar sentidos.
En esa jornada, de camino al centro de la ciudad, apenas unos pasos de la plaza Italia...nosotros, buceando entre serpentinas. Cintitas que se mezclan entre el mundo de libros y de la música. Música que siempre estuvo ahí.


























































martes, 4 de marzo de 2008

una casa de papel y raquel aparicio






1.

Dónde no hay libros hace frío. Vale para las casas, las ciudades, los países.
Un frío cataclismo, un páramo de amnesia. Poca gente tiene libros en sus casas y no me refiero a los imposibilitados de comprarlos, sino a gentes capaces de adquirir todas las ovejas patagónicas. Otra gente no tiene libros en sus casas o tampoco tiene casa en dónde caerse vivo y ese no es otro tema. Son parejas formas de desamparo.
Hoy los libros son nuestros ancianos.

El libro es un seguro de vida, una pequeña anticipación de inmortalidad.

María Elena Walsh

2.

La literatura nos abre el alma, nos toca el cuerpo, nos llena de fuegos y de recuerdos, de amigos que se encuentran en los lugares más impensados: casitas de árbol como las del barón rampantti/ tolderías al costado de los ríos/ castillos inventados/ abadís y templos en medio de la selva roja.

La literatura nos pierde en el camino del deseo y de los sueños y también claro, nos encuentra.

Una vez conocí una casa llena de libros: desde el techo hasta el piso vivían los libros. Conversaban hasta entrada la madrugada acerca de un chico que había olvidado su nombre. Los libros del tercer estante opinaban que era por causa de la comida, los del segundo creían que era por distraído, y los de más arriba le echaban la culpa a los problemas del amor. Críticas y pareceres iban de un lado a otro de las estanterías y cada uno empuñaba una teoría llena de colores. un libro gordo, que parecía tener mucha sabiduría dijo: en vez de andar buscando responsables, empiecen a buscar el nombre del pequeño entre los libros y quizá lo ayuden a recordar. Y así fue, pasaron horas nombrando... Gualterio, Geremías, Germán.., pasaron por nombres árabes, romanos, vascos, chiriguanos.., hasta que en la historia de un náufrago escucharon de la voz de un marinero el nombre que buscaban. Lo cantaron, lo repitieron muchas veces. Y sonó por el aire, llegó al techo, entró en la habitación dónde dormía el chico que había olvidado su nombre.

Escrito a modo de prólogo, antología 2004. Ediciones La chicharra

3. Las ilustraciones son de Raquel Aparicio

sábado, 1 de marzo de 2008

una alicia más, igual de maravillosa


Alicia en las ciudades. Una vieja película de Win Wenders.


Si pudiéramos condensar “Alicia...” en una palabra, la palabra sería “canción”, o “canción que rueda en la ciudad”. Así, igual que el disco de Tom Waits: “Alice”, o el libro que todos alguna vez escuchamos “Alicia en el país...”. La película de Wenders en su totalidad es una poética. Un cine ligado a las imágenes de la ciudad con delicadeza y densidad al mismo tiempo. Alicia y Winter en este caso serán los encargados de transitar por las ciudades en una búsqueda continuada por capturar las imágenes: desde una gasolinera perdida en medio de una ruta, la radio de un auto viejo, el muelle.., cada cosa con las que se van encontrando y perdiendo. Las fotos, Winter es fotógrafo-, pueden armar una historia. Pero no bastan. Lo que interesa es la sucesión, el movimiento. Alicia viene a ser en la vida de Winter una especie de paradoja, un “cable a tierra” que lo “desterritorializa”, lo desplaza en el sentido de imponerle movimiento, un encuentro profundo, necesario en su deriva. Si en la película vemos más trenes, más puentes, más túneles y colectivos, en los personajes encontramos más sentidos, más preguntas, más motivos para seguir. El mundo de las imágenes busca su retórica en el espacio y aparecen contrastes, metáforas, incompletitudes. Recordamos la mirada de Alicia siguiendo esa bolsa que flamea entre los edificios por el aire. Recordamos una esquina “como un claro del bosque”.
Alicia y Winter desde un primer momento juegan. Jugar porque entre ellos casi todo se convierte en juego. “El niño quiere arrastrar algo y se convierte en caballo; quiere jugar con arena y se hace panadero; quiere esconderse y es ladrón o gendarme”.
El primer juego es la puerta giratoria, allí, dónde se conocen; el segundo, es el apagón en la torre del reloj, y el soplido de Winter dando justo las doce. El tercer juego es el ahorcado y la palabra “sueño” y las cosas que existen realmente –según Alicia refiriéndose a la idea del sueño, que le resulta abstracta. No puede asirla.
Juegos y viajes. Rock, aviones, direcciones inexactas, una historia que debe ser contada al estilo Wenders, moviéndonos. Se trata de un mapa que cumple la función de un guión, todas las cosas se entrecruzan con los personajes como núcleos vertebrales de un cuerpo.
Cada uno de los dos a la vez busca su identidad, y lo hacen a partir del brillo y las ruinas de las ciudades.
La suma ya esta hecha en la película. Nada de lo que agreguemos en estas líneas ampliará demasiado la mirada. Alicia también quiere que le cuenten un cuento, y el reportero se vuelve su amigo confeso.
Escrito en el año 2000 para el ciclo “Chicos que miran”. Uff, ya pasarón ocho añitos!!

jueves, 21 de febrero de 2008

Alicia es Carolina




Carolina construyó un castillo sobre la mesa,
levantó caminos, balcones, galerías.

Colecciona juguetitos miniatura para pasear dentro de su gran castillo,

tiene un oso,
dos monitos,
cuatro autos,
mesas y sillones.
Los autos llevan a la reina
y el caballo a la princesa.

Carolina quiere que el castillo hable,
le pone voces al rey,
a los ayudantes del rey y de la reina,
a los tres sabios caminantes,
a la bruja,
a los cocineros,
a los conductores de los carruajes.
El castillo tiene cien voces
y todas se escuchan desde la mesa.

Cuando Carolina recibe a su mamá la saluda un poco afónica.

A veces se confunde y la llama “mi reina”.


miércoles, 20 de febrero de 2008

seminario de literatura infantil y juvenil


Cajas chinas, muñecas rusas: un libro es un objeto, un juguete y un mundo.



SEMINARIO DE LITERATURA INFANTIL Y JUVENIL
Destinado a docentes, bibliotecarios, estudiantes, tíos que gustan de contar cuentos y público en general. Inicio: última semana de marzo. Dia y horario a confirmar.
Duración 8 encuentros.
Coordina: Gabriela Pesclevi.
Comunicarse a los tel 4521403 / 155791794.
Promueve:Libros Animados para chicos y grandes.

La idea del seminario tiene que ver con los descubrimientos y también con las apuestas:

Nos desplazaremos por el monte, la picaresca de un zorrito atrevido; la alegría de econtrarnos con los libros, las poéticas de las ilustraciones y de lo que se omite y se sugiere.

Terrenos simbólicos e imaginarios. "Los animales de tu cabeza" y las fuerzas revolucionarias de las palabras y de algunos libros clásicos. El juego y la lectura del revés. Autores y tradiciones editoriales. En fin, una galería de temas y núcleos como llamas que abren hacia otros fuegos.

lunes, 11 de febrero de 2008

mi bella genio y el oriente



Lámparas y teteras del oriente para recordar un libro: "Las mil y una noches". Esa noche más, que se vuelve infinita y rueda hasta nosotros con diferentes versiones. Probablemente y siguiendo una lectura de un viejo suplemento cultural: el del diario La Opinión, y como allí comenta Borges, "Aladino y la lámpara maravillosa" quizá sea el cuento más famoso. Explorar sobre el orígen de los relatos y de las palabras nos sumerge en un mundo de secretos, de confabulaciones, de vaivenes, músicas y ecos diferentes.

Nos arrojamos, saltamos, bailamos sobre los idiomas.

Y nos quedamos pensando en eso de
"Una lámpara en el océano de algo".
Nos acompaña la lámpara de Mi bella genio.
Un poco kich y como un globito, pero igual no importa. Viene a cuenta.

domingo, 27 de enero de 2008

mil molinetes más

Por mil molinetes, de cosas que vienen y van.
A Nacho Ongaro y Graciela Vanzan

Recién cierro el libro que me obsequió Miguel de Fabián Casas: “Ensayos bonsai”. Edición, 2007. Emecé. Cruz del sur. Mismo sello en el que aparecen títulos de Aira, Cucurto, Cosarinsky, entre otros. La lectura se vuelve ágil en el formato de pequeños ensayos, lengua suelta, errante; por momentos celebro su espontaneidad acerca de algunos temas que me resultan ciertamente “familiares”. Otros, los paso de largo, quiero avanzar, ir corriendo hacia la literatura, por decirlo de alguna manera.
Retomando. La imagen de la espontaneidad la ligo con la frescura y también con las devociones. Una prosa sin tanto decorado para derivar por algunos de los libros que le parecen memorables, o canciones, o versos...que le han sencillamente “punzado” en algún rincón, y no sólo libros sino situaciones y pasiones. Como el fervor con el que vivencia y habla el fútbol. (Agrego que los que versan sobre este asunto los leí rápido, sin subestimación alguna pero vio...? como queriendo patear la pelota –digamos). Hice oído atento a las mezclas, a versiones, impresiones y anécdotas. -Justo hoy quería leer algo acerca del viejo y me encontré con eso de que: “...Lo mejor que tuvo el peronismo es Lamborghini”. Y hay algo más que se disparó, y últimamente flota entre mis pensamientos: la amistad. Y qué es eso de la amistad.
El libro aporta una suerte de aire fresco -en negritas-: cuando habla sobre el sentimiento de la bondad. ¡Qué maravilloso! No se trata de tranquilizarnos sino de movernos y de contagiarnos y encender esa antorcha loca de la voluntad. Siempre, absolutamente siempre, creí que pasa por acá. Aunque esto claro tiene sus obstáculos e inconvenientes y por ello, entonces, también me parece vital.
No quiero comentar un libro de ensayos dónde ya hay comentarios de impresiones y de discusiones más o menos actuales, de historias de vida, de lecturas acerca de cual o tal, lo que quiero enfatizar es en este sentimiento de la bondad; que es exacto al que sentí ayer cuando estaba radio provincia haciendo el programa “en vivo” desde el galpón de las encomiendas. Cuando se generó el bloque con Alfredo, Ignacio, Cristina e Irene en todo el ambiente, flotó una atmósfera bondadosa. Don Alfredo y su no saber bien y su curiosidad; Nacho y su pureza y el mundo de los valores: fabuloso. Cristina y sus inestabilidades y el darse cuenta que no siempre podemos ir igual! E Irene con reconocimientos, citas e imaginarios.
Al margen de lo que podemos agregar sobre R. P. Perfiles, etcétera; no viene al caso. Y el libro mismo de Casas -que aún está abierto en casa señalando alguna página. Cito textual: cuenta de un amigo, un tal Pablo Strozza.... “¿Porqué alguien se convierte en nuestro amigo? Como, por ejemplo, Pablo Strozza. Michel Houellebec escribió alguna vez en uno de sus violentos ensayos que “...Las sociedades humanas y animales tienen diferentes sistemas de diferenciación jerárquica. El aristocrático (por nacimiento), la belleza, la inteligencia o fortuna. Todos estos criterios me parecen, por otra parte despreciables” (Guay! Que quizá para comprender un poquillo más de fondo hay que venir siguiendo de antes el recorrido pero.., no importa) Vuelvo a la cita de Casas. Decía él...: “por otra parte despreciables. Yo los refuto. La única superioridad que reconozco es la de la bondad”. Y sigue: “Bien, yo pienso lo mismo. En la cultura de la calle a veces ser bueno se identifica con ser boludo. Está el neologismo para denotar eso: buenudo. Ser bondadoso, en realidad, es un valor supremo difícil de sostener en una sociedad caníbal y exitista como la que vivimos. Entiendo que una persona buena es una que, entre muchas de sus preocupaciones, tiene la de dar amor a los demás. Y que no utiliza la bondad como una patología para salvar sus culpas sino como algo que le sale naturalmente. Es decir, dar amor, les produce placer. Así que un componente central de una persona que me interesa es el de la bondad. Claro que un amigo también nos tiene que seducir” y sigue: “a mi me seducen a veces, hasta las cosas que me molestan de mis amigos”... Y bla. Y bla.

Dos acotaciones: del libro de Casas, cinco, seis ensayos casi completos. Soriasis, por ejemplo/Rumble fisch, la cantinela eterna de los mitos. El del viejo. Lo que sabemos de Levrero; de Cobain/ la cita del maravilloso film de Charles Laughton...El cazador de los huerfanitos/ Los poetas en el sanatorio/ La línea entera de Duchovny sobre el término de la yerra en la arquería: El “Harmartia”. Y la reflexión sobre la amistad entre los famosos.
La segunda y objeto de este escrito: en las mesas de ayer, en el programa (enchufado) de radio provincia flotaba la bondad. ¡Guarda! Nos os confundáis. Esto sí que no tiene nada que suene parecido a la demagogia. La bondad a la que me refiero y creo entender del mismo Casas no es ni sobar el lomo, ni adular, ni allanar el camino, ni dejar pasar, ni hacerse la osa, ni meterle pata para no escuchar. Sino que tiene que ver con esto de dar amor.


viernes, 4 de enero de 2008

el jardinero del galpón (fotonovela)

nuestro jardinero tiene hábitos extraños (continuará)

Sin querer subestimar el género o traerlo como una vieja reliquia, la idea fue sacar un tira de fotografías, que pusieran a rodar en el taller de literatura para adolescentes: "Los amantes de la serpentina"sentimientos; y poder crear y entretenernos -tal como lo hacían los culebrones impresos cuando no existía la TV.
Estas tiras estaban llenas de expresión. Una expresividad por momentos demasiado sobre actuada dónde caían lágrimas, se mostraban los automóviles de época, se creaba un ambiente real con escenarios cotidianos. Entre los meses de octubre y noviembre se escribieron alrededor de once guiones y en cada tira participamos los integrantes del taller, como fotógrafos y actores?
Reflexionamos sobre el arte fotográfico, sobre la condensación de la palabra, sobre onomatopeyas y giros que podían acentuar lo que queríamos demostrar en la imagen. Al pie de cada tira sumamos una historia, un final alternativo, y una reflexión sobre lo que se generó con el ejercicio.