domingo, 27 de enero de 2008

mil molinetes más

Por mil molinetes, de cosas que vienen y van.
A Nacho Ongaro y Graciela Vanzan

Recién cierro el libro que me obsequió Miguel de Fabián Casas: “Ensayos bonsai”. Edición, 2007. Emecé. Cruz del sur. Mismo sello en el que aparecen títulos de Aira, Cucurto, Cosarinsky, entre otros. La lectura se vuelve ágil en el formato de pequeños ensayos, lengua suelta, errante; por momentos celebro su espontaneidad acerca de algunos temas que me resultan ciertamente “familiares”. Otros, los paso de largo, quiero avanzar, ir corriendo hacia la literatura, por decirlo de alguna manera.
Retomando. La imagen de la espontaneidad la ligo con la frescura y también con las devociones. Una prosa sin tanto decorado para derivar por algunos de los libros que le parecen memorables, o canciones, o versos...que le han sencillamente “punzado” en algún rincón, y no sólo libros sino situaciones y pasiones. Como el fervor con el que vivencia y habla el fútbol. (Agrego que los que versan sobre este asunto los leí rápido, sin subestimación alguna pero vio...? como queriendo patear la pelota –digamos). Hice oído atento a las mezclas, a versiones, impresiones y anécdotas. -Justo hoy quería leer algo acerca del viejo y me encontré con eso de que: “...Lo mejor que tuvo el peronismo es Lamborghini”. Y hay algo más que se disparó, y últimamente flota entre mis pensamientos: la amistad. Y qué es eso de la amistad.
El libro aporta una suerte de aire fresco -en negritas-: cuando habla sobre el sentimiento de la bondad. ¡Qué maravilloso! No se trata de tranquilizarnos sino de movernos y de contagiarnos y encender esa antorcha loca de la voluntad. Siempre, absolutamente siempre, creí que pasa por acá. Aunque esto claro tiene sus obstáculos e inconvenientes y por ello, entonces, también me parece vital.
No quiero comentar un libro de ensayos dónde ya hay comentarios de impresiones y de discusiones más o menos actuales, de historias de vida, de lecturas acerca de cual o tal, lo que quiero enfatizar es en este sentimiento de la bondad; que es exacto al que sentí ayer cuando estaba radio provincia haciendo el programa “en vivo” desde el galpón de las encomiendas. Cuando se generó el bloque con Alfredo, Ignacio, Cristina e Irene en todo el ambiente, flotó una atmósfera bondadosa. Don Alfredo y su no saber bien y su curiosidad; Nacho y su pureza y el mundo de los valores: fabuloso. Cristina y sus inestabilidades y el darse cuenta que no siempre podemos ir igual! E Irene con reconocimientos, citas e imaginarios.
Al margen de lo que podemos agregar sobre R. P. Perfiles, etcétera; no viene al caso. Y el libro mismo de Casas -que aún está abierto en casa señalando alguna página. Cito textual: cuenta de un amigo, un tal Pablo Strozza.... “¿Porqué alguien se convierte en nuestro amigo? Como, por ejemplo, Pablo Strozza. Michel Houellebec escribió alguna vez en uno de sus violentos ensayos que “...Las sociedades humanas y animales tienen diferentes sistemas de diferenciación jerárquica. El aristocrático (por nacimiento), la belleza, la inteligencia o fortuna. Todos estos criterios me parecen, por otra parte despreciables” (Guay! Que quizá para comprender un poquillo más de fondo hay que venir siguiendo de antes el recorrido pero.., no importa) Vuelvo a la cita de Casas. Decía él...: “por otra parte despreciables. Yo los refuto. La única superioridad que reconozco es la de la bondad”. Y sigue: “Bien, yo pienso lo mismo. En la cultura de la calle a veces ser bueno se identifica con ser boludo. Está el neologismo para denotar eso: buenudo. Ser bondadoso, en realidad, es un valor supremo difícil de sostener en una sociedad caníbal y exitista como la que vivimos. Entiendo que una persona buena es una que, entre muchas de sus preocupaciones, tiene la de dar amor a los demás. Y que no utiliza la bondad como una patología para salvar sus culpas sino como algo que le sale naturalmente. Es decir, dar amor, les produce placer. Así que un componente central de una persona que me interesa es el de la bondad. Claro que un amigo también nos tiene que seducir” y sigue: “a mi me seducen a veces, hasta las cosas que me molestan de mis amigos”... Y bla. Y bla.

Dos acotaciones: del libro de Casas, cinco, seis ensayos casi completos. Soriasis, por ejemplo/Rumble fisch, la cantinela eterna de los mitos. El del viejo. Lo que sabemos de Levrero; de Cobain/ la cita del maravilloso film de Charles Laughton...El cazador de los huerfanitos/ Los poetas en el sanatorio/ La línea entera de Duchovny sobre el término de la yerra en la arquería: El “Harmartia”. Y la reflexión sobre la amistad entre los famosos.
La segunda y objeto de este escrito: en las mesas de ayer, en el programa (enchufado) de radio provincia flotaba la bondad. ¡Guarda! Nos os confundáis. Esto sí que no tiene nada que suene parecido a la demagogia. La bondad a la que me refiero y creo entender del mismo Casas no es ni sobar el lomo, ni adular, ni allanar el camino, ni dejar pasar, ni hacerse la osa, ni meterle pata para no escuchar. Sino que tiene que ver con esto de dar amor.


2 comentarios:

Anónimo dijo...

me gusta como lo escribiste y lo que decís,y gracias por lo que me toca.muchos cariños.ignacio.

Anónimo dijo...

que lindo que lindo, que dulce, que refrescante en esta mañana de caluroso febrero. Que bueno es tener la capacidad de sentirlo, de expresarlo y transmitirlo. Sigamos emocionandonos con lo grandioso de lo cotiano, que es lo importante ¿o no?. Besos. Flor